Por: QUETZALCÓATL ROMERO
- Y SE MARCHÓ…
- COVID Y EL CHANGO
Y SE MARCHÓ. – Y a su barco le llamó
LIBERTAD… Tatiana Clouthier, quien hasta hace unas horas se desempeñaba como secretaria de Economía, abandonó el barco del circo mediático de la 4T, entre cámaras y micrófonos sin tanta palabrería oficial.
Y como siempre, el «pequeño emperador» de Palacio Nacional, le hizo el feo a uno de sus floreros fieles sin abrazo y aplaudiendo como mono de circo; comprobando así que todos van a saltar de ese barco, antes de que se termine de hundir.
No aplaudo su salida, pero si su causa, sabiendo que sólo los más adoctrinados a la causa, se verán bajo el mar del recuerdo de la historia nacional.
COVID MONO. – Para nadie es una sorpresa que el Covid sigue cobrando vidas en el país y que los encargados de la salud, se la viven demeritando el uso del cubrebocas, dentro y fuera de edificios o plazas públicas. Lo bueno es que mientras el Covid sigue perdiendo interés y aceptación entre la gente, la viruela del Mono, toma el lugar del «tema popular» en la agenda nacional.
No hay que olvidar que este nuevo virus, pese a no ser tan rápidamente mencionado en el país, ya se ha registrado una mutación del mismo en varios países, por lo que esperemos, no sea la nueva ola de contagios en México, porque aquí no habrá cubrebocas que nos pueda ayudar o vacuna que evite que haya una propagación masiva…. En fin, ya sabemos en manos de quiénes estamos.
CHINO. CHINO, JAPONÉS. – Mientras Rusia sigue castigando a muchos de sus socios comerciales, derivado de la guerra con su vecino Ucrania; un gordito chistoso (y no hablo de mí) sino del líder norcoreano, Kim Jong Un, sigue picándole la cresta a países que esperan un motivo para salir y darle una dosis de su propia medicina. Ya veremos si los del norte, no se les vaya a ocurrir fallar en este juego de «declaró la guerra en contra de mi peor enemigo, que es»… y se les vaya a ir medio mundo, aún teniendo el apoyo de sus tías metiche, Rusia y China.
NOS DESPEDIMOS. – Mientras su servidor termina de escribir esta columna editorial, me gustaría despedirme, sabiendo que me acompaña mis peludos Odín y Thor, quienes me ven hablando solo, recordando y puliendo estas líneas que son para ti, mi estimado lector. Nos vemos en la siguiente entrega.