Vida y muerte de Jesús, vista desde un lente cinematográfico

Algunos, quizá, recordarán a los Cristos representados en las pinturas renacentistas, como el de La Última Cena de Leonardo da Vinci. Otros, sin duda, verán al maltrecho Jesús en la cruz, mostrado así en infinidad de esculturas y estampas. Pero seguramente no faltarán los que imaginen a alguno de los actores que, desde los mismos inicios del cine, han interpretado al personaje central del cristianismo y a una de las figuras más influyentes en la cultura occidental.

La vida y muerte de Jesús de Nazaret es una de las historias más representadas en el Séptimo Arte. En 1897, a tan sólo dos años del invento del cinematógrafo, los hermanos Lumière rodaban la primera versión del celuloide. Se llamó Vida y Pasión de Jesucristo, y aunque conformada por un conjunto de imágenes filmadas en las procesiones de Semana Santa en Sevilla, tuvo un gran éxito entre el público (la cinta se conservan en la Asociación Lumière de París).

De finales del siglo XIX y principios del XX, destacan también los filmes franceses El Cristo caminando sobre las aguas, un cortometraje de George Meliès que presentaba dicho milagro mediante los más básicos trucos escenográficos; y Vida, Pasión y Muerte de nuestro señor Jesucristo, dirigida por Ferdinand Zecca, una súper producción del cine silente de aquella época que fue rodada durante tres años y coloreada cuadro por cuadro.

Al ser un tema de importancia vital para millones de cristianos en el mundo, es casi imposible que las versiones cinematográficas de la vida de Cristo no susciten grandes polémicas. Especialmente las producciones más recientes, ya que, se apegaron por completo a la historia evangélica.

A partir de los cincuenta, con una industria cinematográfica más evolucionada, las producciones adquirieron también mayor sofisticación en cuestiones técnicas y de narración. Sin embargo, la figura de Jesús que se transmitía en ellas, era la de un ser divino distante de los mortales, como sucede en la mexicana El mártir del Calvario (1952), o en la hollywoodense Rey de reyes (1961).

En la década de los setenta, cuando muchos otros convencionalismos fueron puestos en duda por las jóvenes generaciones, apareció también una figura contestataria de Jesús, en filmes como los musicales Jesucristo superestrella (1973) y Godspell (1973), y más tarde, La Última tentación de Cristo (1988).

Finalmente, según el investigador ibérico Alfonso Méndiz, en el Cristo presentado en los filmes de los últimos años se observan rasgos más humanos:

En la serie Jesús (1999) o en La Pasión de Cristo (2004), lo vemos como Dios pero también como hombre; amigo de sus discípulos y un hijo cariñosísimo con su madre”.

Algunas de las películas más influyentes sobre Jesucristo se repasan brevemente.

El mártir del Calvario

Es una de las cintas mexicanas más conocidas sobre la vida de Jesucristo, ya que por mucho tiempo, la televisión comercial se encargó de transmitirla año tras año durante Semana Santa. El Mártir del Calvario no sólo fue una película exitosa en México, sino que se dio a conocer en el mundo después de haber sido nominada al Gran premio del Festival de Cannes en 1954.

Con imágenes en blanco y negro se narran los episodios más relevantes en la vida del hijo de Dios: se le ve predicando rodeado de sus discípulos, hace andar a un paralítico, devuelve la vista a un niño y multiplica los peces, pronuncia el Sermón de la Montaña, redime de sus pecados a Magdalena y resucita a Lázaro. En la segunda parte, Jesús es apresado, juzgado y llevado a la cruz, donde es sepultado y resucita al tercer día.

Enrique Rambal interpreta a Jesús con acento español, lo que en su momento dio pie a especulaciones sobre que este papel estuviera reservado para actores Ibéricos, por ser los españoles quienes trajeron el catolicismo a México. Se cuenta que el histrión tuvo que someterse a un régimen de alimentación y ejercicio para mostrarse en forma durante las escenas de la crucifixión. Para complementar su preparación, el joven de 28 años se acercó al baptisterio católico.

Debido a su bajo presupuesto, la filmación se realizó exclusivamente en los foros de los estudios Tepeyac en la Ciudad de México. Fue estrenada el miércoles de la última semana de Cuaresma de 1952.

La última tentación de Cristo: El Jesús polémico

La polémica alrededor de esta particular interpretación de la vida de Jesús, comenzó muchos años antes de que apareciera la película de Martin Scorsese, con la novela homónima del filósofo griego Nikos Kazantzakis. El libro fue prohibido por el Vaticano poco tiempo después de su publicación, en 1951, su autor fue excomulgado por la Iglesia Ortodoxa Griega.

La razón es muy sencilla, aunque no fuera comprendida por los más fundamentalistas: se trata de una historia de ficción, y Scorsese lo advierte al principio del filme. En ella, se presenta a un Jesús con las debilidades de un hombre común, que tiene la posibilidad de vivir una existencia alejada de su destino divino.

En plena agonía de la crucifixión, se aparece en frente de Cristo un ángel con cuerpo de niña, quien argumenta que fue enviada por Dios para salvar a su hijo. Jesús baja entonces de la cruz y comienza una vida «normal» se casa con María Magdalena, y, después de su muerte, con Marta de Betania.

Judas Iscariote le recrimina el no haber consumado la Pasión, y le hace ver que el ángel que supuestamente lo salvó era realmente Satanás. Pero al final todo parece ser un sueño, ya que Jesús se ve nuevamente en la cruz dispuesto a terminar su sacrificio.

Filmada por completo en Marruecos y musicalizada por Peter Gabriel, la película de Martin Scorsese fue tachada de blasfema por Juan Pablo II y rechazada por las escandalizadas organizaciones religiosas. En Chile, incluso, se prohibió su exhibición hasta 2003, año en que la Corte Interamericana de Derechos Humanos protestó para que se exhibiera.

La pasión de Cristo: un Cristo desgarrador

La controvertida cinta de Mel Gibson muestra las últimas 12 horas de la vida de Jesús, sin mayores preámbulos: desde el momento en que acude a orar al Huerto de los Olivos con los apóstoles, hasta los cruentos flagelos de camino a la crucifixión y, finalmente, la resurrección.

Como declaró en alguna ocasión el director, coproductor y coguionista del filme, el objetivo al incluir imágenes tan explícitas e impactantes (mismas que provocaron el llanto y hasta reacciones nerviosas de millones de personas en las salas de cine alrededor del mundo) era el de evidenciar la enormidad de sacrificio que realizó el Mesías para la salvación de los hombres.

En menos de dos semanas en cartelera, La Pasión de Cristo recaudó más de doscientos millones de dólares en taquilla, cifra asombrosa para ser una cinta religiosa con subtítulos, ya que para darle mayor credibilidad a la historia los idiomas utilizados fueron exclusivamente el arameo y el latín.

Las críticas llegaron de todos los frentes: desde del mundo académico por el desapego histórico del guión, hasta de diversas agrupaciones judías por su supuesto antisemitismo, al subrayar la culpabilidad de los judíos en la muerte y sufrimiento de Jesús. En el mejor de los casos, la película fue calificada de excesiva; en el peor, de «violenta», «irresponsable», «pornográfica» e «inclemente».

James Caviezel, quien además es un cristiano de profunda devoción, interpretó en este filme al Jesucristo más sufriente de la historia del cine.

Ben-Hur

Pese a no ser un filme que narra directamente la vida del Mesías como los tres que mencionamos antes, es una pieza cinematográfica que vale la pena repasar en estos días santos. Dirigida por William Wyler, retrata la historia de Judá Ben-Hur (interpretado por Charlton Heston), un aristócrata judío injustamente condenado a galeras, encuentra ayuda y consuelo en Jesús de Nazaret, a quien nunca olvidará.

En 212 minutos, Wyler conecta a Jesús con la vida de Ben-Hur, y centra su reencuentro en el momento de la crucifixión: un encuentro que permite a Ben Hur convertirse, volver a la fe perdida y recuperar a su madre y a su hermana, enfermas de lepra. Una historia conmovedora y de meditar en la necesidad del apoyo espiritual en momentos de angustia.

Rey de reyes.

La primera película con el mismo nombre, dirigida y producida por Cecil B. DeMille, surgió en 1927, se subtituló en 27 idiomas y se convirtió en una de las más vistas del cine mudo.

La cinta de 1961 de Nicholas Ray, fue una súper producción hollywoodense en la que participaron miles de extras. Fue filmada en España con la todavía novedosa técnica del technicolor y financiada por la Metro-Goldwyn-Mayer.

En ella se sitúa la vida de Jesús en el contexto político de la dominación romana, y aunque es respetuosa con las escrituras, el director se enfocó en resaltar ciertos temas como el inconformismo frente el orden establecido y la libertad como guía personal.

El actor Jeffrey Hunter interpretó a un Jesús predicador y amoroso, de cabello naranja y ataviado con su túnica blanca. Satanás no tiene aquí una figura humana, sino que aparece como una voz que Cristo escucha como una sugestión en la conciencia.

En el amplio reparto participaron estrellas de varios países, entre ellos el mexicano Rubén Rojo, quien hizo el papel de Mateo, así como la española Carmen Sevilla interpretando a María Magdalena.

Jesucristo Superestrella y Godspell.

Ambas comenzaron como un musical de Broadway, y ambas llegaron a la pantalla grande en el mismo año con una intención: la de reinventar a Cristo desde la ideología y la estética predominante del momento. Las dos fueron también controversiales por presentar a Jesús como una persona rebelde y opuesta a la autoridad, rasgos que se consideraban positivos en la contracultura de la época.

En Jesucristo Superestrella, los apóstoles y seguidores de Jesús aparecen como integrantes de una tribu hippie, que bailan enérgica y coordinadamente con sus pantalones acampanados. La trama está marcada por la constante confrontación entre Jesús y Judas, quien cuestiona al Mesías acerca de su identidad, su sacrificio y su llegada al mundo en un momento inoportuno: cuando aun no existían los medios de comunicación masivos.

La película filmada en Israel y otras locaciones de Oriente Próximo, no tuvo (sin embargo) el mismo éxito que el álbum musical y el teatro.

El escenario de Godspell por el contrario, está constituido por las calles, edificios y parques de Manhattan, donde el protagonista es un Jesús con afro, maquillaje de payaso (lágrimas con delineador negro y un corazón rojo en la frente), overol y camisa azul con la «S» de Superman al frente.

Basado en un conjunto de parábolas extraídas del Evangelio de San Mateo, el musical narra la vida de Jesús y, muy brevemente, su Pasión. Al filme lo acompañan canciones cristianas modernas, y ocho jóvenes con vestuarios entre hippies y circenses.

Victor Garber, el actor que interpreta a Jesús en Godspell, actuó en Titanic, de James Cameron, donde hace el papel del arquitecto del gran barco que se va a pique.

Jesús de Nazaret.

A petición expresa del Papa Pablo VI al productor Lew Grade, se realizó esta serie de televisión con una duración de más de seis horas. A ese mismo material se le hizo un corte para llevarla al cine, aunque de cualquier forma resultó en una larga película de cuatro horas y media.

Rodada en su totalidad en Marruecos y Túnez, con un reparto de estrellas estadounidenses y europeas, la versión de la vida de Jesús de Franco Zefirreli, le otorgó al italiano uno de los más grandes logros de su carrera. La producción de 18 millones de dólares, cifra muy elevada para la época, hizo especial hincapié en los efectos especiales durante la representación de los milagros.

Zeffirelli había contemplado a Dustin Hoffman y Al Pacino para el papel principal, pero al observar la penetrante mirada y la proyección actoral de Robert Powell cambió de parecer.

Su decisión se vio reafirmada por más de 10 mil cartas de los espectadores dirigidas a Powell, donde se alababa una interpretación que estaba muy cercana a la manera en que habían imaginado a Cristo. A pesar de la fama internacional que ganó, Robert Powell reconoció que no le gustó haber interpretado ese papel por el aburrimiento que sufrió tras estar nueve meses en el desierto.

Su magistral ambientación y la banda sonora compuesta por el músico francés Maurice Jarre, son elementos que contribuyeron a la gran aceptación del público.

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