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¿Terminaste por milésima vez tu serie favorita? ¿ya imaginaste un mejor final? ¿agotaste las opciones de películas y estrenos? ¿juegos de mesa, meditación, música, podcast…?
De acuerdo con la RAE, el aburrimiento es un estado de “cansancio de ánimo por falta de estímulo o distracción…” Kierkegaard considera que el aburrimiento se construye en el vacío, Le Savoureux lo encuentro como un sentimiento primario, consecuencia de no gastar todas las energías disponibles. Haynal, desde el psicoanálisis, considera que el aburrimiento aparece cuando el sujeto se encuentra “pobre de estímulos”.
Todos hemos tenido momentos así en nuestra vida, esperando algo, con alguna película que no resultó tan interesante o con una persona con la que no congeniamos mucho.
Este estado anímico, ha tomado relevancia en los últimos meses, pues con la mayoría de las atracciones cerradas o de accesos limitados y dependiendo de las actividades y posibilidades de cada uno, cada vez hay menos qué hacer en casa, ya pintamos, cocinamos, leímos, intentamos cosas nuevas y las restricciones para salir siguen en las mismas condiciones.
Ante esto, las plataformas de streaming se han puesto sumamente activas, en promedio, de marzo a septiembre se estrenan casi 30 títulos al mes en cada una, en diferentes fechas, de todos los géneros, series, películas, documentales, de todo… y al final, salvo un par de títulos que nos llaman la atención, terminamos recorriendo el catálogo sin encontrar algo que ver.
El aburrimiento es un efecto secundario no sólo del confinamiento, de hecho lo han llamado “la otra pandemia”, pues incluye personas de tu entorno porque también es contagioso. Implica los intereses propios y de los otros con los que vivimos, afecta nuestra creatividad y generar dificultad para concentrarse en cualquier actividad que intentemos realizar y esto provoca que sea etiquetado como si fuera algo “malo”, incluso luchamos para deshacernos de él lo antes posible, nos molesta, nos hostiga…
Si ya está contigo, ¡Haz algo con él! Baila, tomate un baño a conciencia, velas incienso, sales, revisa tu clóset, acomoda fotos viejas, deshazte de cosas que no has usado en un año o más, duerme, platica con quienes convives a diario, si vives solo retoma amistades que se han visto
distanciadas por el confinamiento, los grupos de Facebook con intereses en común suelen ser muy entretenidos y con contenido diverso. Si lo tuyo no es socializar online, un libro siempre una gran compañía.
Al final, el aburrimiento es una oportunidad de hacer algo creativo en un
periodo limitado de tiempo, pues generalmente aparece mientras esperamos algo o a alguien y para eso, internet y todas las aplicaciones disponibles son las mejores opciones para acompañarlo.
Si bien a veces no se puede evitar, si puedes minimizar las oportunidades para que aparezca, planea tu día, fija objetivos, crea esquemas de horarios para trabajo y otras actividades a lo largo de la jornada, no todo son responsabilidades, considera descansos, entretenimiento, ejercicio, si cuentas con un cierto número de actividades al día y te fijas metas, reduces la procrastinación, aumentas la productividad efectiva y desapareces (a veces por completo) al aburrimiento.