En Chihuahua, sólo algunos rarámuris celebran el Día de Muertos de manera similar a como lo festejamos la mayoría de los mexicanos por el sincretismo existente en la Sierra Tarahumara, ya que se vincula con una profunda conexión con sus raíces y tradiciones.

Para la mayoría de los rarámuris, la muerte no es un suceso lamentable, ni tiene un día específico de festejo, sino una festividad que marca el inicio de un nuevo ciclo de vida y su celebración sucede unos meses después del fallecimiento de la persona.

Los rituales funerarios efectuados por los rarámuris, no se presentan en un día en particular sino cuatro meses después del fallecimiento de la persona, a la que se le tienen que hacer fiestas de despedida, para que el alma realice su caminata al más allá. Si el difunto es hombre se preparan tres celebraciones y si es mujer, cuatro.

Los familiares del difunto colocan ofrendas en su sepulcro, que incluyen comida, bebida y objetos personales que lo acompañarán en su travesía. El ritual de purificación y la colocación de una cruz de madera sencilla en el altar tradicional rarámuri son parte de la celebración.

Ellos acostumbran a cubrir al difunto con una cobija y poner los huaraches donde está la cabeza, esto para ayudarle a correr a su último destino.

La celebración de la muerte es un evento comunitario que reúne a amigos y familiares. La compartición de comida y bebida, incluyendo la tradicional tesgüinada, es una forma usual de los rarámuris para despedir a sus seres queridos para asegurarles su llegada al cielo.

Redacción.

Fotos: Cortesía.

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